Ahora procederé a hablar de dos temas cruciales, desde el primer momento, de nuestra existencia. Como sólo lo pueden ser la muerte y el asesinato. Siendo el último una forma de causar la primera, o un tipo de muerte, concretamente, según se mire.
Desde el comienzo de nuestra existencia y hasta el final de la misma, la muerte nos acompaña. Pero quizá por acción de nuestra naturaleza, maligna, sin duda, nosotros la precipitamos de una u otra manera. Y quizá la más deshonrosa de ellas es el asesinato.
¿Por qué?
Caín asesinando a Abel, en la parte superior del Políptico de Gante, por Jan van Eyck. Esta escena es considerara el primer asesinato de la historia por los cristianos y judíos. |
Aún así, no justifico a los moralistas. Hay veces – y discúlpenme quienes me consideren "crudo" – en las cuales se debe asesinar a alguien para evitar una desgracia mayor. Y ojo, no justifico el asesinato, pero tampoco lo niego por completo. Claramente, hay casos que requieren de este tipo de intervención. El delirio de que "nadie debería ser asesinado" no es posible actualmente, ni lo será en el futuro, seguramente. Aunque la vida es un derecho humano, hay casos (extremos y escasos, pero los hay) en que se necesita acabar con la vida de alguien de manera abrupta para evitar una tragedia.
Los hombres nos hemos matado los unos a los otros desde el comienzo de nuestra existencia, y seguiremos haciéndolo hasta el final de los tiempos, puedo decir con casi toda la seguridad del mundo.
Respecto a la muerte, hay tanto o más que decir. Creo que para hablar de todo lo que significa hay que crear un blog que se enfoque nada más en ella.
Empezaré por definirla. Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la muerte es, entre varios conceptos, la "cesación o término de la vida.". Eso es, el fin de la vida en sí. Y los humanos tendemos a temerle. Básicamente por dos razones:
I. Porque tenemos miedo a separarnos de nuestros seres vivos, o de que ellos se separen de nosotros, y nunca verlos más, según sea el caso. Y es comprensible. Muchos piensan que no van a poder estar con quienes aman al morir, que no van a poder vivir más. Y, aunque la vida está llena de dificultades, también está llena de gratitudes. Y tememos separarnos de eso, porque es algo a lo que, bueno o malo, nos adaptamos.
II. Porque no sabemos qué sucederá con nosotros una vez que llegue el momento de morir. Y es, también, muy comprensible. Se ha dicho, con mucha razón, que los humanos temen a aquello que no conocen. Y la muerte como tal representa incertidumbre. ¿Qué sucede al morir? No lo sabemos. ¿Qué sucede después de morir? ¿Cómo se siente? ¿Duele? ¿Es difícil morir? ¿Es fácil? ¿Hay vida después de la muerte? Si la hay, ¿cómo es? Son preguntas que nunca podremos responder, porque quien muere, lógicamente, no nos puede decir. Y es una de todas las incertidumbres más inquietantes que hay, porque de antemano sabemos que no habrá forma de saber. Quizá sea la única, o tal vez no.
Es así como la muerte llega a significar miedo, o viceversa: el miedo llega a simbolizar, en cierta manera, la muerte.
La representación tradicional de la muerte: un esqueleto con una túnica (aunque generalmente es negra) y una hoz. Enfatiza el miedo y el tenebrismo que, erróneamente, rodea al concepto de muerte. |
Pero no debemos temer. Hay que tener clara la idea de que permanecerá como una incertidumbre que no puede ser resuelta. Y se debe pelear, sobretodo, contra la idea de que la muerte es mala. No, señores. La muerte no es mala; la muerte es y ya. La muerte es el final de un ciclo, la vida. Y puede ser, como también no puede ser, que sea una transición hacia otra forma de existencia. Es por eso que no hay que temerle. Ella llegará en su justo momento.
Muchas veces pienso que la vida en sí es un duelo (a muerte, para variar) entre la vida y la muerte, pero en el que, al final, prevalece la muerte, porque todas las cosas (o al menos casi todas) llegan a un fin.
De Triomf van de Dood (El triunfo de la muerte), por Pieter Brueghel el Viejo. Muestra una serie de muertes brutales. En efecto, un triunfo más para la muerte. |
Y la única certeza que podemos tener sobre ella es que vendrá en algún momento de nuestras vidas, poniendo fin a las mismas.
En fin, estamos condenados a morir, de una u otra manera. Y no llamo ni a resistirla ni a apresurarla: ella vendrá por sí sola cuando deba venir, y ahí no habrá para dónde huir. Hasta entonces, lo único que podemos hacer, es vivir.